¡Venga! Pero...¿por qué me sigue?

Llevaba unos pocos días en Madrid cuando decidí salir a perderme para empezar a aprender a viajar. Con un callejero (plano) y un móvil (celular) inicié mi trayecto en tren muy contenta por comprobar que las estaciones a las que iba llegando coincidían con el recorrido del plano en cuestión. Tan entretenida estaba en mi descubrimiento que no noté la presencia del guarda hasta que oí su voz:
- ¿A qué estación va?
- A Villalba - le respondí.
- Pues este tren no va a Villalba -me aclaró, y luego me dio toda la explicación de cómo debía hacer para retomar el rumbo.
Le dije: Gracias. Y él me dijo: ¡Venga!
No lo dudé, me puse de pie y me fui tras él comprobando por una parte que el tren estaba vacío y por otra que el guarda ya había dado por finalizada la conversación.
Cuando llegué a casa y conté la anécdota las carcajadas atravesaron las paredes. Nadie me había dicho que "venga" es una expresión que nada tiene que ver con "venir" ni con "vengar", simplemente se utiliza a modo de fin de un diálogo, como "bueno" o "listo".

Enviado por Blanca Lowenstein

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